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Lecciones de vida: pérdida

Lecciones de vida: perdida

La vida es una acumulación de pérdidas. Al nacer perdemos el confort del vientre materno, al ir creciendo perdemos la niñez, la juventud, al envejecer vamos perdiendo parte de nuestra salud, perdemos roles que vamos desempeñando, perdemos amistades, relaciones y perdemos cosas materiales, casas, coches, empleos. 

La lección de pérdida es aceptarla. A pesar de la tristeza que nos ocasiones una pérdida, la aceptación de la misma, hace que valoremos con mayor entusiasmo las experiencias que vivimos y las cosas de las que disfrutamos. 

No estamos en esta vida eternamente, por eso hay que aceptar que lo que nos sucede es inevitablemente finito.

Cuando llegamos al final del camino comprendemos el valor de lo que hemos vivido, sin embargo, mientras vivimos, con frecuencia nos engañamos y creemos que todo es permanente y no lo valoramos en la justa medida.

La vida es pérdida, cuanto más vivimos más perdemos. Dice un refrán “si vas a muchas bodas, iras a muchos funerales”, si tienes mucho, tienes mucho que perder. Si tienes muchos amigos, perderás a otros tantos.

En la pérdida, temporal (un hijo que se emancipa) o permanente (alguien que fallece) es habitual pasar por las fases de negación, enfado, culpa, depresión y finamente aceptación. 

Si has perdido mucho, acabaras aceptando que has tenido mucho y eso ha sido una bendición que te ha dado la vida. 

La pérdida te deja vacío, triste, enfadado, temeroso. Es un proceso personal y único, es por eso es una de las lecciones mas importantes que debemos aprender. La pérdida no se puede evitar hay que aceptarla y permitirse crecer.

Parte del trabajo que tenemos que realizar ante una pérdida es descubrir cuál es nuestra ganancia ya que esa será nuestra lección de vida. Padres que han perdido a sus hijos nos pueden dar verdaderas lecciones de pérdida y crecimiento.

La vida es un continuo de perdidas y comienzos. Por muchas pérdidas que experimentemos la vida siempre continua. 

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