A todos, más o menos, nos suena el termino “asertividad”, pero a la hora de definirlo y más aún, a la hora de llevarlo a la práctica nos cuesta un poco mas.
La asertividad es un concepto que durante un tiempo se consideraba sinónimo de habilidades sociales. Fue introducido en la psicología por Wolpe a finales de los años 50.
Las Habilidades sociales son conductas que llevamos a cabo para relacionarnos con otras personas y obtener un reforzamiento positivo del entorno.
El asertividad sería un tipo de habilidad social que nos permite expresarnos con respeto hacia nosotros mismos y hacia los demás. Sería el derecho a expresar nuestras opiniones, sentimientos, peticiones de manera educada y respetuosa.
Podemos diferenciar tres estilos de comunicación o formas de interactuar (entendidos como tendencias a actuar de determinada manera):
- Un estilo pasivo: característico de personas tímidas o retraídas que dan más importancia a las opiniones de los demás que a su propio criterio. Respetan a todas las personas, pero no se respetan a sí mismas. Acaban sintiéndose “pisoteadas” y poco respectadas por su propia carencia.
- Un estilo agresivo: característico de las personas que “pisan” e imponen su criterio. Solo se respetan a ellos mismos. Carecen de empatía y acaban consiguiendo que los demás se alejen de ellos. Estilo opuesto al pasivo.
- Un estilo asertivo: comunicación respetuosa y educada. Se expresan los deseos y opiniones libremente, pero respetando al interlocutor. Es el estilo intermedio entre los dos anteriores, en el que nos situamos en una situación de igualdad con los demás.
Podemos enlazar la asertividad con nuestra autoestima (https://epv-psicologia.es/autoestima/). Las personas asertivas tienen una autoestima alta, se sienten seguras de sí mismas y suelen tener buenas relaciones sociales. Las personas pasivas o agresivas suelen tener una baja autoestima, pero una alta necesidad de hacerse valer, por cuento consideran más relevante la opinión de los demás que la suya propia. Las personas agresivas se muestran seguras, pero a base de intimidar a los demás, lo cual es una falsa autoestima ya que su carencia hace que estén continuamente a la defensiva. Las personas pasivas, inseguras de sí mismas, buscan todo el tiempo agradar para obtener la aprobación de su entorno, su falta de autoestima hace que los demás acaben abusando de ellas.
La asertividad supone reconocer las necesidades que tenemos, y comunicarlas de forma empática. De esa forma, seremos capaces de expresar también nuestras emociones y podremos crear vínculos emocionales con las personas que nos rodean. En realidad, en situaciones normales, nuestras necesidades y emociones suelen ser similares de ahí la importancia de conectar emocionalmente para generar vínculos sanos y fuertes.
Para comunicarnos de forma asertiva, es importante ser objetivo y no juzgar los hechos, expresar nuestros sentimientos y pensamientos de forma empática y respetuosa, y realizar las peticiones de lo que necesitamos de forma clara y concreta.
Ejemplos de comportamientos asertivos en nuestra vida cotidiana.
- Hacer y recibir elogios.
Hacer un elogio sincero y honesto es agradable y ayuda a fortalecer nuestras relaciones “te queda bien ese vestido”.
De la misma manera, recibir un elogio con gratitud y una sonrisa mostrando que agradecemos las palabras que nos han dirigido “gracias, eres muy amable”.
- Hacer y recibir una critica. Lo contrario a lo anterior.
Hay que saber decir cuando algo no nos gusta “te queda mejor el vestido rojo, el blanco es un poco pálido»,
Y tenemos que aceptar cuando recibimos nosotros la critica “lo siento, tienes razón”
- Decir “no”. Rechazar una petición suele ser de las cosas que más nos cuestan, por miedo a decepcionar a los demás, a que se sientan rechazados, que no aprueben nuestra conducta, etc. Sin embargo, estamos en nuestro derecho a decir no, no siempre podemos, o queremos, y lo podemos expresar de forma asertiva “lo siento, hoy no puedo quedar”, “gracias por llamar, hoy prefiero quedarme en casa”
Hay varias técnicas que nos facilitan el decir “no”. Por ejemplo, la “técnica del sándwich” consiste en rechazar la petición, pero antes y después del rechazo decir algo agradable: Gracias por llamar, hoy no puedo quedar, pero si quieres podemos quedar otro día”.
- Hacer una petición: en ocasiones necesitamos pedir que nos ayuden o que nos dejen algo, “por favor, me podrías dejar un lápiz”.
Si creemos la petición puede ser molesta para la otra persona, podemos hacer la petición de forma mas elaborada, “se que te va a sorprender, pero eres mi ultimo recurso, ¿me podrías dejar dinero prestado para pagar la hipoteca de este mes?”
- Pedir un cambio de conducta: cuando algo no nos gusta o nos molesta de la otra persona. Debemos definir la conducta que nos molesta, ver en qué nos afecta, y realizar la petición de cambio, “pepe, la música esta muy alta y necesito concentrarme ara estudiar, podrías bajar un poco el volumen, por favor?”
Para finalizar, os detallo un decálogo de los principales derechos asertivos, entendidos éstos como garantes de la igualdad entre las personas y protectores de la autoestima personal:
- Derecho a ser tratado de forma respetuosa
- Derecho a expresar nuestros pensamientos y emociones
- Derecho a tomar mis propias decisiones
- Derecho a ser independiente y a no necesitar la aprobación de los demás
- Derecho a no justificarme
- Derecho a decir NO
- Derecho a equivocarme
- Derecho a cambiar de opinión
- Derecho a pedir (sabiendo que me pueden decir que no)
- Derecho a tener éxito
Como dijo F. Dostoyevski «Si quieres ser respetado por los demás, lo mejor es respetarte a ti mismo. Sólo por eso, sólo por el propio respeto que te tengas, inspirarás a los otros a respetarte».
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