Resiliencia

El origen de la palabra resiliencia está ubicado en la física, y hace alusión a la capacidad de un cuerpo para resistir un choque y recuperar su estado inicial cuando ha cesado la presión a la que ha estado sometido. Las ciencias sociales adoptaron la palabra resiliencia en sentido metafórico para ilustrar la capacidad que presentan ciertas personas para resistir al estrés. 

El común denominador de las definiciones de resiliencia es la adaptación a la adversidad.  

• Adaptación: como ya dijo Darwin hace mas de un siglo “no sobrevive el más fuerte, ni tampoco el más inteligente. Sobrevive aquel que se adapta mejor al cambio». 
• Adversidad. La adversidad forma parte de nuestro proceso vital y cuando surge es cuando se la resiliencia cobra sentido. Ante una adversidad hay dos opciones: someterse o sobreponerse. La resiliencia es la opción de sobreponerse a la desgracia (Cyrulnik, 2002)

La resiliencia no es una cualidad extraordinaria de unas personas concretas. Mas bien al contrario, es una capacidad ordinaria que todos tenemos y está sujeta a aprendizaje. 

Todos podemos ser resilientes. Todos podemos aprender a serlo. Investigaciones sobre el desarrollo cerebral sostienen que el cerebro es flexible, con una capacidad de regeneración y adaptación superior a la que se creía tradicionalmente. Esto nos da la posibilidad de desarrollar funciones que se creían perdidas y estimular los circuitos necesarios para adaptarnos a las situaciones por muy adversas que éstas sean.

Es tiempo de ser resilientes. Un pequeño bichito, ha puesto patas arriba nuestra vida tal y como la entendíamos, así que toca adaptarse y ser resilientes. El coronavirus ha afectado a la sociedad global y ha llegado para quedarse. En esta situación de adversidad, hay que adaptarse de la mejor manera. Podemos hacerlo. 

Hay autores que destacan una serie de factores que ayudan en el proceso de construcción de la resiliencia. Entre otros podemos destacar:

• Tener vínculos afectivos
• Habilidades cognitivas
• Capacidad para la regulación de la conducta y de las emociones
• Autopercepciones positivas de eficacia
• Creer que la vida tiene un sentido, esperanza, motivacion
• Fe y afiliación
• Comunidad o contexto favorecedores (centros sociales, escuela, centros sanitarios, etc.) 

Una de las personas que más nos ha enseñado sobre resiliencia es Viktor Frankl. Es un psiquiatra vienés que sobrevivió a varios campos de concentración nazi. Esta experiencia le llevó a escribir el libro “el hombre en busca de sentido” y a defender un mensaje positivo sobre la capacidad humana para superar la adversidad. Si tenéis la oportunidad no dejéis de leerlo. 

“El realismo nos avisa que el sufrimiento es una parte consustancial de la vida, como el destino y la muerte. Sin ellos, la vida quedaría incompleta” (V. Frankl).